lunes, 9 de enero de 2017

Rob Roy - Walter Scott


Título: Rob Roy
Autor: Walter Scott
 
Páginas: 414
 
Editorial: Planeta
 
Precio: 5,41 euros
 
Año de edición: 1996  

Esta estupenda y relativamente poco leída novela de aventuras está basada en un personaje real, aunque rodeado de leyenda, Rob Roy MacGregor (Loch Katrine, 1671-1734) ganadero y rebelde, que se considera algo así como el Robin Hood escocés. Por cierto, Roy es la adaptación del gaélico ruadh, rojo, así que es un apodo que equivale a «el pelirrojo».

A los 18 años, luchó junto a su padre en apoyo del rey católico Jacobo II de Inglaterra contra el pretendiente protestante al trono, Guillermo de Orange, en una guerra que finalmente perdieron. Curiosamente en la última batalla, la llamada batalla de Glenshield (1719) en la que resultó herido, participó dirigiendo a ochenta hombres del clan MacGregor junto a tropas españolas.

Se casó y tuvo cuatro hijos, la vida le sonría, pero para ampliar su cabaña de ganado pidió dinero al Duque de Montrose utilizando su casa y sus tierras como garantía. El prestamista le robó la cantidad prestada, le desahució a él y su familia, quemó su casa y se quedó con sus tierras. Rob se echó al monte y estuvo varios años luchando contra el Duque para recuperar su bienes hasta que, finalmente, fué encarcelado.

Su caso llamó la atención pública y Daniel Defoe publicó una historia novelada de su vida, «Highland Rogue» (1723), con la que consiguió que el rey le indultase (para que luego digan que la literatura no vale para nada). 

La novela de Walter Scott, publicada casi un siglo desués, se basa en una trama de ficción, llena de duelos, intrigas, alardes de valentía y aventuras, hasta construir un clásico del género, alrededor de la figura folclórica y legendaria del héroe escocés. La historia está contada desde el punto de vista de Franck Osbaldistone, un joven heredero con problemas que recibe la ayuda de un misterioso personaje que aparece fugazmente y no es otro que el mismo Rob Roy, un proscrito que lucha contra los invasores ingleses a quien Franck creía un personaje imaginario. La técnica de describir al héroe desde la visión de un admirador engrandece su figura y la hace más atractiva.

El libro se lee muy bien, a pesar de ser un poco largo, es divertido, está escrito con pasión y tiene el aliciente de incluir una descripción muy fiel de las duras condiciones de vida de los campesinos escoceses de la época. El contexto histórico está también muy bien reflejado y el tono antiguo que da el lenguaje de Walter Scott hace que sea más creíble.

Una novela de aventuras muy atractiva y recomendable para amantes del género, con la ventaja de que aparte de contar las peripecias de «Roberto el pelirrojo» también enseña algo de historia. Un buen libro. En este enlace puede encontrarse el texto en español en formato pdf.

Tuve la suerte de que cayera en mis manos la maravillosa edición de la Colección Historias Selección de la Editorial Bruguera cuando era todavía un niño y me lo pasé de miedo leyéndola. Volver a leerla años más tarde y en versión completa ha sido una experiencia estupenda.


Michael Caton-Jones dirigió en 1995 una película bastante buena basada en esta novela, titulada «Rob Roy, la pasión de un rebelde»,  protagonizada por Liam Neeson y en la que actuaron también Jessica Lange, John Hurt y Tim Roth. Hay otra versión anterior, «Rob Roy, the Highland Rogue» (1953), algo más floja,producida por Walt Disney, dirigida por Harold French y con Richard Todd como protagonista. Curiosamente y hablando de identidades nacionales, en ambos casos el papel principal corrió a cargo de un actor irlandés.
 
Liam Neeson caracterizado como Rob Roy

Walter Scott (Edimburgo, 1771-1832) fué un prolífico escritor romántico británico, que creó la novela histórica tal y como hoy la conocemos. Fué muy popular y el primer escritor digamos global, porque era leído simultáneamente en Europa, Estados Unidos y Australia.

Hijo de un abogado, tuvo poliomielitis siendo niño y le quedó como secuela una cojera que le acompañaría toda su vida. Esa enfermedad tuvo dos consecuencias: sus padres le enviaron para que se recuperase a casa de sus abuelos, en la frontera de Escocia con Inglaterra, donde conoció las leyendas e historias orales que luego le inpirarían, y se hizo un niño reservado, tímido y un lector insaciable.

Estudió Derecho en la Universidad de Edimburgo, ejerció la abogacía, permaneció soltero y a los 25 años comenzó su carrera literaria traduciendo baladas germánicas. Fué miembro de un cuerpo voluntario de caballeria, el yeomanri, y en una de sus incursiones conoció a una francesa y se casó con ella. Se hizo juez, publicó poesía y fundó una imprenta.

La vida le iba bien y tuvo cinco hijos, pero cuando la imprenta comenzó a tener problemas financieros, se vió obligado a escribir novelas para probar fortuna. La primera fué «Waverley» (1814), una novela histórica sobre las guerras entre ingleses y escoceses en el siglo XVIII, y fué un éxito. Siguio escribiendo y llegó a publicar dos libros de cuentos, doce volúmenes de poesía, cuatro obras de teatro y hasta 28 novelas históricas, a un ritmo de dos o tres al año, entre las que se encuentran superventas de la época, como «El anticuario» (1816), «Rob Roy» (1817), «Ivanhoe» (1820) y «Quentin Duward» (1823).

Fué nombrado baronet, pero la quiebra de un banco escocés le arrastró a la ruina. Puso su casa y todos su bienes a nombre de sus deudores y empleo los últimos años en escribir febrilmente para pagar sus deudas, lo que consiguió poco después de morir gracias a las cifras de ventas de sus obras.

Si no fuera porque tuvo poliomielitis y se arruinó dos veces, a lo mejor no disfrutaríamos hoy de sus novelas históricas. 

Walter Scott (1822)

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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