sábado, 17 de septiembre de 2016

El tercer hombre de aquella foto


¿Recordáis esta foto? Es la ceremonia de entrega de medallas de la prueba de 200 metros lisos masculinos de la Olimpiada de México 68. En ella puede verse a los atletas estadounidenses, Tommie Smith y John Carlos, mientras suena el himno de su país. Están descalzos, con la cabeza agachada y levantando el puño envuelto en un guante negro. Es el símbolo de los Panteras Negras, la organización de autodefensa de los negros y, por extensión, el emblema de la opresión de la población negra de Estados Unidos, un gesto que no se ha vuelto a repetir.

Todo un símbolo. México 68 fué una olimpiada mágica, donde atletas extraordinarios, la mayoría estadounidenses, como Bob Beamon, Lee Evans, Dick Fosbury, Jim Hines y otros, hicieron cosas extraordinarias. Y también el escenario del gesto reivindicativo de Tommie y John, que supuso el final de sus carreras deportivas en atletismo.
            
¿Pero quién era el tercer hombre? ¿Quién es el chico que está en el podio con ellos por haber conseguido la medalla de plata?
            
Es el atleta australiano Peter Norman (1942-2006) y su historia merece la pena ser recordada, no solo por haber corrido 200 metros en 20,06 segundos, un tiempo estratosférico que sigue siendo el récord australiano, y quedarse a poca distancia del récord mundial de Tommie Smith, medalla de oro. La velocidad es cosa de negros y nadie creía que aquel chico bajito y tímido fuese a llegar hasta la final y menos aún, llevarse la plata en una prueba tan difícil. También vale la pena recordar su historia por algo más, algo probalemente más valioso.

Al acabar la carrera, los dos estadounidenses le tantearon y le contaron que pensaban hacer algún gesto de protesta contra la discriminación racial en el podio. Australia era un país entonces tan racista como los EE. UU. o más, en el que los aborígenes no eran incluidos en el censo y sufrían una fuerte discriminación. Sin embargo, Norman les dijo que les apoyaría. «Estaré con vosotros», les contestó. 

Él les apoyó, les animó para que no desfalleciaran y preparó con ellos el asunto. Se trataba de ir descalzos, para representar a los desheredados, y el australiano les dió la idea de que se pusiesen un guante cada uno, porque solo tenían un par. Por eso Tommie levantó el puño derecho y John, el izquierdo.
            
Los dos atletas negros fueron expulsados inmediatamente del equipo olímpico y tuvieron que abandonar las instalaciones. Al llegar a su país fueron amenazados de muerte en numerosas ocasiones y su carrera como atletas quedó arruinada.       

El australiano también fue represaliado. Su trayectoria se interrumpió abruptamente. En los siguientes Juegos Olímpicos (Múnich 72) no le admitieron en la selección y tuvo que dedicarse a otra cosa.
Varias veces le preguntaron a partir de entonces, en público y en privado: ¿condenas el acto de Smith y Carlos?, ¿quieres disculparte? Si lo hubiera hecho, le hubieran devuelto la gloria que merecía y le hubieran rehabilitado. 

Pero su respuesta siempre fue la misma: «No, lo volvería a hacer». Nunca traicionó a sus compañeros y su actitud le cerró muchas puertas. En las Olimpiadas de Sidney 2000, el gobierno australiano invitó a los actos oficiales a todos sus medallistas olímpicos, excepto a Peter Norman. Australia era un país tan racista que incluso su propia familia renegó de él. No encontró trabajo, tuvo muchos problemas, contrajo una gangrena como consecuencia de la rotura del tendón de Aquiles, lo que le impidió seguir practicando deporte, empezó a beber y cayó en una profunda depresión. Cuando murió a los 64 años, debido a un ataque al corazón, sus viejos compañeros de podio llevaron su féretro a hombros en el entierro, mientras sonaba la música de «Carros de fuego».
         
El mes que viene se cumplen diez años de su muerte, me he encontrado aquí con este relato y me ha parecido una buena idea resumirlo y recordar su historia, olvidada durante un buen número de años. Porque a veces la vida real nos ofrece historias inolvdables o mejor dicho, que no debieramos olvidar. Como la del tercer hombre del podio de 200 en México 68, una persona íntegra, un blanco que hizo la revolución de los negros. Peter Norman
     

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

5 comentarios:

  1. Dura historia, gracias por compartir. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. HOla, Roca: Gracias por el comentario. Sï, es una hisroria impresionante. Aquel año pasaron mcuhas cosas.

      Salud y libros.

      Eliminar
  2. Soy Mexicano y desconocía el desenlace de esta conmovedora historia.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Peter Norman padecio una gangrena en su pierna en 1985,tras romperse el tendon de Aquiles lo que le obligo a abandonar el ejercicio fisico y comenzó a beber. Estuvo en la ceremonia de los juegos de Sydney pero como invitado del Comité Olimpico Americano. EEUU le rehabilitó antes que su propio pais.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por la puntualización, John Smith. Ya está corregido.

    Salud y libros.

    ResponderEliminar