miércoles, 22 de junio de 2016

Oscuridad total - Renata Adler


Título: Oscuridad total
Autora: Renata Adler

Páginas: 181

Editorial: Sextopiso


Precio: 19 euros 

Año de edición: 2016


Tenía ganas de leer esta segunda novela, publicada en inglés en 1983, de esta escritora de culto. Siempre se agradece leer una novela diferente, innovadora y poco previsible, una propuesta distinta que, la verdad, cada vez tiene más mérito porque ya está casi todo hecho. 

Para empezar, se trata de una novela conpuesta por tres partes que pueden funcionar perfectamente como relatos independientes, sobre todo la primera, titulada «Islas Orcas», tres cuentos de 50 páginas muy buenos. Pero la identidad de la protagonista y ciertas conexiones argumentales le dan la unidad necesaria para que se la pueda llamar novela. 

También podemos comentar la estructura del texto en párrafos, de igual manera bastante independientes, que cuentan experiencias y a veces siguen un hilo argumental, a veces se alternan en dos historias paralelas y a veces rompen el relato en múltiples direcciones.

Adler es una escritora muy inteligente, que exige lo mejor del lector en cada página, pero a cambio le ofrece una novela de campanillas, con la forma de un puzle de mil piezas que uno tiene que encajar como puede. No hay hilo argumental, ni planteamiento, nudo y desenlace, todo parece suceder casi a la vez, y sin embargo se lee, se disfruta y se paladea.

Una técnica que llama la atención por su efectividad es la repetición obsesiva de una o varias frases clave, cuyo sentido uno va entendiendo poco a poco, según va avanzando el relato y el rompecabezas va tomando forma hasta que alcanza pleno sentido al final. El primer capítulo gira alrededor de «Él supo que ella lo había dejado cuando vió que volvía a fumar», hay un lema que atraviesa todo el libro («¿Sabes? Eres, fuiste lo más parecido que tuve en mi vida a una historia real») y el segundo capítulo arranca de manera magistral con tres frases ininteligibles («En cuantos»«Aquí no» y «Sólo echa a Jo») que se van entendiendo poco a poco segun nos acercamos al final.
 
No faltan las referencias y cierto jugeteo con temas clásicos, como la historia de Penélope y Ulises, ese desconcertante arranque de Nabokov («Y en segundo lugar porque...») o alguna cita de Wittgenstein. Tampoco el retrato mediante flashes de la sociedad estadounidense: la facilidad para comprar una pistola, la complicidad para timar a una forastera, las historias de escritores y abogados. Este libro está lleno de guiños, pistas e ideas, a pesar de su brevedad.

Y además no es una novela fría y cerebral en absoluto, está llena de emoción y nostalgia, de desamor y necesidad de ser amado, de emociones y pasión, aunque sea frustrada.

Una escritora potente, muy original, que arriesga mucho y construye algo que no se parece a casi nada de lo que hemos leído, una novela con varios estribillos, interesante, sugerente y tremendamente bonito. Como suele decirse, esta chica es un crack. 

Renata Adler

Renata Adler (MIlán, 1938), nació en Italia, hija de judíos alemanes que habían huido de la Alemania nazi en 1933. Dotada de un talento especial, estudió literatura comparada en Harvard y en Yale, e hizo una tesis sirigida por el antropólogo Claude Lévy-Strauss.

Empezó su carrera periodísica en «The New Yorker» en los años 60, haciendo crítica de cine o con crónicas sobre temas tan variados como el Movimiento por los Derechos Civiles o la vida en los barrios exclusivos de Los Ángeles, salvo un periodo de trabajo para el «New York Times», volvió a escribir para «The New Yorker» durante 40 años.

En 1976, su primera novela «Lancha rápida» ganó el Premio Ernest Hemingway. Ésta es segunda novela.  
   
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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