martes, 4 de noviembre de 2014

Cuatro encuentros - Henry James

   
Título: Cuatro encuentros 
Autor: Henry James 

Páginas: 104
 
Editorial: Funambulista 

Precio: 10,50 euros 
 
Año de edición: 2007

Publicada originalmente en 1877, en los primeros años de la exitosa carrera literaria de James, esta novela corta anticipa ya buena parte de las características de su narrativa: perfección formal, penetración psicológica, insinuación y tratamiento indirecto de los temas de fondo y un estilo ligeramente barroco, de frases largas muy bien construidas.

Este autor estadounidense, empeñado en hacerse pasar por británico, era un auténtico especialista en escribir nouvelles, novelitas de unas cien páginas, entre el relato y la novela, que le servían como laboratorio de ideas para probar cosas antes de llevarlas a sus novelas largas. Así ocurré con la deliciosa dama que protagoniza esta historia, que prefigura algunos de los rasgos de la mujer de «Historia de una dama» y la de «Washington Square».

El caso es que es un texto aparentemente ligero y sencillo, que cuenta la vida de una mujer a través de cuatro encuentros casuales con el narrador, cuatro pinceladas que dejan adivinar toda una peripecia personal. Una novela irónica y suavemente triste, melancólica y delicada, sutil y sensible, que constituye una buena muestra del genio de este autor habilidoso en su oficio como pocos.

El libro no fué entendido por la crítica en un principio y permaneció medio olvidado durante cierto tiempo. Fué el éxito de las novelas posteriores de James lo que llamó la atención sobre este boceto maravilloso, un ejemplo de concisión y delicadeza.

Una novelita, una delicatessen que hará las delicias de los buenos lectores que se acercen a este singular escritor. Una buena muestra para conocer de primera mano al gran Henry James.

Henry James (Nueva York, 1843-1916) es un famoso escritor que nació en Estados Unidos, pero vivió como un gentleman y adquirió la nacionalidad británica en 1915. Los conflictos culturales y las diferencias entre las idiosincrasias británica y estadounidense es uno de sus temas favoritos.

Curiosamente, es posible que fuera asexual, tal y como sostienen algunos, porque no se le conoce ninguna relación amorosa ni con hombres ni con mujeres y siempre vivió solo. Según las estadísticas hay aproximadamente un 1 % de asexuales en la población y son personas a las que, sencillamente, el sexo no les interesa. 

Eso, unido al hecho de no pertenecer a ningún grupo, a pesar de su intensa vida social, le situó en un posición de observador imparcial, de entomólogo de la especie humana que la estudia desde fuera. Dotado de una gran capacidad de observación y análisis, el gran tema en su obra es la observación psicológica de personas y situaciones.

Henry James padecía un cierto tartamudeo, que superó hablando despacio y muy prudentemente. Creía que la literatura debía parecerse a la conversación de una persona inteligente. Ambas cosas pudieron influir en su estilo, de frases largas, digresivas y algo barrocas, un estilo que se desarrolló plenamente cuando comenzó a dictar sus textos a un amanuense contratado.

Su abuelo paterno reunió una fortuna considerable, que le permitió recorrer Europa y luego instalarse en Londres. Sus libros no le reportaron mucho dinero, pero eso le daba igual dada su posición económica. Es uno de los escritores más interesantes del cambio de siglo y un habitual de este blog.

 Henry James

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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