domingo, 3 de febrero de 2013

Haiku. Antología de poemas japoneses - Stephen Addiss y otros


Título: Haikú. Antología de poemas japoneses 
Autores: Stephen Addis, Fumiki Yamamoto y Akira Yamamoto 

Páginas: 188
 
Editorial: Dojo ediciones

 
Precio: 9 euros 
 
Año: 2012 

Una deliciosa antología de bolsillo, muy manejable y completa, con una selección muy cuidada de haikus, esos breves poemas tradicionales japoneses que tanto me gustan. Golosinas de poesía.

El haiku, que se llamó haikai hasta el siglo XX, es un género poético muy corto, de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, que contiene alguna alusión a la estación del año. Al menos así era hasta el año 1900, a partir del cual algunos poetas comenaron a experimentar con versos libres y ya no siempre incluían una referencia estacional.

Para mí, estos versos son la esencia de la poesía, y a menudo es admirable cómo un material tan escueto consigue un efecto poético tan intenso. No soy un entendido, pero me parece que el efecto de un haiku se basa en el darse cuenta de algo. Cuando el lector revive en su imaginación esa sensación, en la que todavía no ha intervenido el intelecto, de primero percibir algo y luego adquirir conciencia de lo que es, incluso nombrarlo, entonces el poema surte efecto. 

Se incluyen pinturas haiga, apuntes tomado de la naturaleza y ejecutados con los mismos útiles de escritura con los que se redactaba el poema, para ilustrarlo. 


Haiga de Ron Moss

Esta antología contiene primero una breve introducción, sobre la historia, los principales autores y la evolución del haiku, que vale la pena leer; luego, unos 360 poemas organizados en tres capítulos titulados El pulso de la naturaleza, Voces humanas y Resonancia y reverberación; a continuación, unos apuntes biográficos de cada autor, y un índice de ilustraciones.

Hay poemas de los tres grandes autores clásicos, Bashó (1644-1694), Buson (1716-1783) e Issa (1763-1827), de otros autores y, algo que no se suele encontrar, bastantes haikus anónimos.

Como muestra, tres ejemplos:

   Con un solo canto
   inaugura el verano
   el cuclillo.

   Ryöta


   Luna fría;
   noto los guijarros
   bajo mis zapatos.

   Busón


   Alcanzarla,
   volverse a mirarla
   y ver que es corriente.

   Anónimo

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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