viernes, 20 de abril de 2012

El diccionario del diablo - Ambrose Bierce


Título: El diccionario del diablo
Autor: Ambrose Bierce

Páginas: 288

Editorial: Valdemar

Precio: 10,50 euros 

Año de edición: 2009


Éste es uno de los libros más divertidos y provocadores que he tenido la suerte de leer. Contiene una serie de definiciones por orden alfabético que componen una visión de la vida cínica, desencantada, profundamente pesimista y cáustica, tan mordaz y negativa, que resulta cómica. Para muestra, un botón: 

      cañón instrumento utilizado para la rectificación de las fronteras nacionales.

Sin embargo, abrirlo al azar de vez en cuando y leer unas líneas, fuerza a poner los pies en el suelo, a ser realista y facilita cierta lucidez al ver las situaciones de la vida. Fernando Savater confiesa releerlo periódicamente cuando la estupidez -propia y ajena- se le hace insufrible y usarlo como remedio para los ataques de ingenuo optimismo. Y es que Bierce, además de crítico y ácido, hace de gala de un humor muy inteligente.

A mí me encanta, la primera vez que lo leí se me saltaban las lágrimas de risa, y siempre me ha parecido que ayuda a poner muchas cosas en su sitio. El estilo es un prodigio de concisión, precisión, economía y eficacia. Como dijo Gracián, lo bueno si breve... 

Bierce comenzó a publicar sus irónicas definiciones por entregas en la prensa, costumbre imitada después por otros de vez en cuando. Hay varias recopilaciones, el libro de Valdemar es una buena síntesis, pero hay una edición completa en Galaxia Gutenberg de 479 páginas. Un pastor de San Francisco, víctima de sus sarcasmos, le llamaba «el diablo que ríe».

Ambrose Bierce (Ohio, 1842-1914?) nació en la cabaña de una familia de granjeros calvinistas que pusieron a sus trece hijos nombres que comenzaban por letra A, en un ambiente tan puritano y represivo, que parece que todos los hermanos desarrollaron caracteres difíciles y atormentados. Siendo adolescente, tuvo amoríos con una mujer de más de setenta años, según él, «culta y todavía atractiva».

Luchó en la Guerra de Secesión y alcanzó el grado de capitán, pero acabada la contienda sólo le reconocieron el de segundo teniente, lo que le contrarió profundamente y le hizo abandonar la vida militar. Por suerte para nosotros, porque se hizo periodista y comenzó a publicar artículos; tenía veinticuatro años. Amigo y gran admirador de Mark Twain, llegó a ser director del diario New Letters. Está reconocido como uno de los grandes cuentistas estadounidenses, autor de numerosos relatos fantásticos y de terror, heredero de Poe y Hawthorne, aunque algo irregular. Influyó poderosamente en Lovecraft, que veía sus cuentos como «maléficos y sombríos». 

Con más de setenta años y aburrido de la vida, se fué a México, se unió al ejército de Pancho Villa como observador y desapareció. Hay una película dirigida en 1989 por Luis Puenzo y protagonizada por Gregory Peck sobre esta última etapa de su vida. Él mismo dejó escrito antes de partir: «Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí que es eutanasia!»

 Ambrose Bierce

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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